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PRANISMO- Jasmin Herrera

NUTRIRSE CON PRANA Nutrición práctica y ayuno

Hay que hacer una diferenciación importante entre nutrición pránica y ayuno. En el ayuno te vas nutriendo con las pequeñas reservas que tienes acumuladas, y si continúas hasta que se terminen, desfalleces y mueres. El ayuno más largo posible es de cuatro meses. El ayuno obedece a una visión dualista, en la que por una parte estás tú, y por la otra el Universo. En cambio, en el caso de la nutrición pránica desarrollamos una conciencia de unidad con el Universo, del cual captamos el prana, y lo llevamos al organismo. Se trata realmente de una nutrición; así pues, se puede asumir durante tanto tiempo como se quiera, incluso indefinidamente. Para acceder a la nutrición pránica no hay que decir al cuerpo “a partir de tal fecha dejaré de comer”, sino decirle: “A partir de tal fecha me nutriré de prana.” Este decreto es muy importante; va a permitir una reprogramación de las células.

¿Qué es el prana?

La palabra prana viene de la tradición hindú, de los textos Vedas. A menudo se asocia con la respiración porque en el hatha yoga se enseña el pranayama, que son ejercicios de respiración que permiten captar el prana. Pero hay que comprender que el prana no está únicamente en el aire; está también en el agua, e incluso existe un sutil prana material. El prana, para mí, es la energía de la vida; la energía que, de una pequeña semilla, hace un árbol de 15 metros de altura. Es la potencia infinita del Universo. Está presente en todo lo que existe, y podemos captarlo directamente a través de todos los sentidos de la percepción, no solamente por la respiración.

Si captamos el prana por los órganos de la percepción, todo lo que va venir a nosotros nos va a nutrir. Finalmente va a ser nuestra aura, nuestro campo energético, el que va a nutrirnos: si escuchamos un buen fragmento de música, nos nutrimos; si estamos enamorados, nos nutrimos; si miramos un bello paisaje, nos nutrimos; si estamos en un lugar muy potente a nivel energético, nos nutrimos; si sentimos la energía de la tierra, del espacio, de las estrellas, del Sol, de la Luna, nos nutrimos. El aura entera se llena de prana con todo esto, y nos nutre las 24 horas del día. Entonces ya no hay que hacer nada para nutrirse; el cuerpo tomará, por sí mismo, aquello de lo que tenga necesidad.

¿Para quién es esta forma de nutrición?

La respuesta es: para cualquiera que lo sienta; no hace falta ser alguien ‘espiritual’. En 1983 la Tierra pasó tres veces por una alerta atómica. Entonces los guías de luz decidieron enviar aquí el mental superior. Esa energía que descendió hizo que ciertos problemas mundiales se resolvieran: se acabo el muro de Berlín, así como el bloque de la Unión Soviética, y la guerra fría terminó.

El nuevo nivel vibratorio del planeta ha permitido que todo el mundo pueda acceder a la nutrición pránica. Para dar el paso basta con asumir que es posible. Cada vez hay más gente que llega a la nutrición pránica, desde horizontes completamente diferentes, y cada vez de un modo más fácil. Y cuanto más fácil es, más gente hay que empieza.

Lo que me interesa de la nutrición pránica es cómo trascender mis límites: los límites físicos, emocionales, mentales y espirituales. Hay que estar listo para ser un pionero. Quien opta por esta forma de nutrición se adentra en un continente inexplorado; no hay mapas trazados. En el mundo, actualmente y desde hace varios años, somos unas 30.000 ó 40.000 personas las que gozamos de esta experiencia. El más anciano es un yogui de la India que se llama Prahlad Jani; hace 70 años que no come ni bebe. Se le ha examinado en grandes hospitales de Bombay y los científicos han afirmado que tiene los órganos de un hombre de 25 años.

Logros asociados con la nutrición pránica Hace dos años, en un grupo de nutrición pránica había una persona que tenía carencia de sales minerales desde la niñez; no las retenía. Se sometía a análisis de sangre cada mes, desde que era muy pequeña, y siempre reflejaban carencias. Cuando empezó con la nutrición pránica tenía 35 años. A los 21 días, al final del proceso, se hizo un análisis y todos los parámetros estaban normales; incluso algunos estaban por encima de la media, como el silicio y el hierro. Y es que el cuerpo tiene unas capacidades inimaginables.

Con la nutrición pránica primero se llega al nivel de la salud perfecta, que es el estado natural de la vida. Es, simplemente, un estado de equilibrio. Vivimos en una sociedad en la que pensamos que la enfermedad es normal, así como el envejecimiento. Esto es falso. Antiguamente, en China el cliente sólo pagaba al médico cuando estaba con buena salud; si enfermaba es que era un mal doctor. Completamente al revés de nosotros, que asumimos como normal que al llegar el invierno cojamos la gripe, etc.

Si hay, por ejemplo, una epidemia de gripe y te dices “ojalá no la coja”, es que tienes miedo, e instalas en ti la posibilidad de ser atacado por la gripe. A un nivel mucho más elevado vibratoriamente, los virus y las bacterias son prana. Cuando te vas a bañar en el mar, estás rodeado de millones de virus gigantes. Pero estás nadando y tomando el sol; estás bien, y no piensas que haya virus gigantes: no tienes miedo y no eres atacado. Si tengo miedo es que me sitúo fuera del Universo; entonces, todo el Universo deviene potencialmente peligroso. Cuando subas tu nivel vibratorio dejarás el miedo, hasta el punto de decir al Universo:

“Te doy mi confianza; te doy todo lo que soy. Nútreme.” Y el Universo te nutrirá con la luz, y a la vez con el amor. Porque la energía de la vida es una energía de amor; todas las leyes de la naturaleza son leyes de amor. Y si el amor universal te nutre ¿cómo vas a enfermar? No es posible. En una segunda etapa, sobre la base de la salud perfecta, pasará una cosa muy curiosa: las células van a empezar a rejuvenecer. En vez de ir hacia el desgaste y el envejecimiento, tus cabellos crecerán, tus arrugas se irán, tu piel será más suave… ¿Por qué se produce el desgaste que provoca la enfermedad y el envejecimiento? Porque cuando tomas la nutrición del exterior por medio de los alimentos sólo un 15% de lo que comes es aprovechable; el resto son residuos y toxinas, que el cuerpo almacena en la grasa, en los músculos y en las articulaciones. Esto es lo que provocará, con el tiempo, el cansancio, la enfermedad y después el desgaste del cuerpo, el proceso de envejecimiento. Cuando dejas esta alimentación y te nutres directamente del prana, el cuerpo primero se regenera, y después toma la apariencia que quieras.

Por otra parte, a menudo me preguntan qué ocurre con la pérdida del placer que asociamos con la comida. Yo respondo que donde hay placer hay sufrimiento: el placer de comer implica el sufrimiento de digerir. Es la dualidad. Cuando experimentes la nutrición pránica y entres en una conciencia de unidad, experimentarás la beatitud, la cual no tiene contrarios. Ocurre algo semejante con el tema de la sexualidad. Cuando uno es pránico y amaestra la nutrición también amaestra la sexualidad. Ya no son los instintos los que nos dominan, sino que nosotros dominamos los instintos. La sexualidad puede ser vivida en unidad, con una total maestría del cuerpo. En el caso de los hombres, los espermatozoides se transforman en energía sutil, en prana, y el cuerpo también se nutre gracias a ellos. Lo más alto nutre lo más bajo; es lo que se llama ‘la gran circulación’ en taoísmo. Utilizas la energía sexual para abrir los chakras y todo el cuerpo se eleva, se vuelve divino. Se tiene la impresión de hacer el amor con el Universo. Después de cierto tiempo de practicar la nutrición pránica se experimenta un estado de unidad con el Universo. Imagina el Universo como un inmenso puzle. Tú eres una pieza única, excepcional; no hay dos como tú en la Tierra, como no hay dos briznas de hierba o dos hojas de árbol iguales. Con la nutrición pránica lo que haces es redondear los ángulos para tomar tu sitio justo, exacto, en el puzle. Entonces es el puzle entero el que te nutre y tú, asimismo, nutres el puzle. Se produce una relación de unidad con todo lo que existe que hace que ya no haya ni atacantes ni atacados. Ya no hay más miedo.

Personalmente, no creo que se pueda llegar a la beatitud por el sufrimiento. Gracias a la nutrición pránica no tengo necesidad de tomar la vida de nada para alimentarme. Respeto la vida en todas sus formas, incluso la de una pequeña hoja de lechuga. En la nutrición pránica hay una exaltación de la vida, de la energía y del amor; no se está en el sufrimiento. PREPARARSE PARA EL PROCESO

Cuando leí el libro de Jasmuheen tuve como una revelación, y al día siguiente empecé el proceso de convertirme en pránico, el ‘proceso de los 21 días’. Pero no aconsejo a la gente que haga lo mismo. Lo mejor es tomarse el tiempo necesario antes de abordar este proceso. Hay que empezar por prepararse, y esto puede llevar uno o dos años, aunque también es cierto que hoy día todo se está acelerando y en ciertos casos la adaptación puede ser más rápida.

Para prepararse hay que refinar la nutrición, por medio de ingerir menos alimentos y de mayor calidad. En vez de tres veces al día, se puede comer una; para decidirlo, cada cual debe escuchar su intuición personal. Y después, de vez en cuando, se pueden introducir pequeños ayunos, máximo de tres días; no hay necesidad de ir más allá.

Durante este periodo de preparación aconsejo intentar ser vegetariano. Hay gente que hace un régimen progresivo: pasan primero a ser vegetarianos, a continuación veganos, después crudívoros y luego, eventualmente, llegan a la alimentación líquida (sopas, etc.). Cuando se llega aquí, es muy fácil dar el salto a la nutrición pránica, pero esto no quiere decir que sea una solución única. Cada uno encuentra su mejor manera. He conocido a dos personas que una semana antes de empezar el proceso de los 21 días aún comían carne. Así pues, no hay una regla general. He hablado de introducir ayunos de tres días. Otra opción es llevar a cabo un día de ayuno a la semana. Durante el ayuno hay que beber mucho, para ayudar a los riñones a limpiar. Se pueden hacer limpiezas intestinales antes del proceso, pero no muchas, porque fatigan el organismo; de hecho, tres días de ayuno ya cumplen con esta función de depuración. No obstante, hay que acostumbrarse a comunicarse con el cuerpo; este nos dará la respuesta justa para nosotros en cuanto a cómo debemos tratarlo.

físicamente, mentalmente, emocionalmente, espiritualmente, adelante. Si no lo estás, toma tu tiempo. Esto no es una carrera de velocidad ni una competición; que quede claro. Puesto que todos somos diferentes, cada persona va a necesitar una preparación distinta. Hay personas que están preparadas enseguida, de un día para otro. Otras van a necesitar más tiempo; necesitarán que los distintos aspectos implicados se pongan en su sitio.

EL PROCESO DE LOS 21 DÍAS

Cuando uno está verdaderamente listo, se lleva a cabo el proceso que se llama de los 21 días. Es mejor empezar este proceso en verano que en invierno. Y es importante que uno se halle en un período de la vida relativamente estable: que no haya cambios de casa, separaciones, procesos de divorcio, cosas así, porque esto desestabiliza forzosamente. ¿Por qué 21 días?, porque es un número sagrado, es el número de la iniciación. Yo asocio cada día a cada una de las cartas de los arcanos del Tarot, con las que se corresponden completamente. Voy a explicar someramente lo que hacemos en los talleres que facilito durante esas tres semanas. En todo el proceso de los 21 días no se come nada; solo se bebe. Es algo diferente a lo que opina Jasmuheen, quien hace unos 25 años que empezó el proceso. Ella pidió a su guía de luz una técnica para curar su cáncer de pecho. Se curó del cáncer gracias a la nutrición pránica, y a partir de aquí el fenómeno empezó a extenderse. Pero yo no estoy de acuerdo en dos aspectos que da en su libro. Ella dice que la primera semana se para de comer y de beber. Si se hace esto tienes el riesgo de que se produzca lo que llamamos una ‘concretización del conflicto’, que se traduce en forma cálculos en los riñones y en la vesícula biliar. En nuestro caso se bebe todo lo que se quiere, caliente o frío, aunque leches, zumos de fruta o bebidas energéticas no, puesto que ya constituyen nutrición. En el proceso de Jasmuheen, a la tercera semana se retoman zumos de fruta mezclados con agua. Si hacemos esto, el cuerpo se desorienta; se vuelve loco y va a retomar la nutrición. Es necesario que el mensaje que se dé a las células sea claro, preciso: “¡Me nutro de prana!”

Primera semana

La primera semana empezamos con una visualización coincidiendo con cuando normalmente tomaríamos las comidas. Por medio de la visualización hacemos descender la luz blanca del prana por todo el cuerpo, para que las células comprendan que la nutrición que se les da es ese prana. Se hace esto hasta que las células lo comprenden, al cabo de 4 ó 5 días; entonces se produce un cambio: las células, el cuerpo, ya no tienen más hambre. Normalmente, al cabo de estos días el cuerpo ya se nutre automáticamente, pero se puede seguir con las visualizaciones tanto tiempo como se quiera. También se puede seguir con ellas por el placer del encuentro del proceso en grupo.

Coincidiendo con este momento ocurrirá algo: se producirá un incremento de las sensaciones; los cinco sentidos se van a desarrollar de una manera extraordinaria. Los animales tienen mucho más desarrollados los sentidos de percepción que nosotros porque están cerca de sus instintos; asimismo, por ejemplo, los aborígenes de Australia ponen la mano en el suelo y saben si hay agua. Capacidades como esta se han visto pervertidas por nuestra nutrición, de modo que cuando la nutrición física ya no está mejoran los sentidos: la vista, la audición, el olfato sobre todo. En mi caso, si quiero oler una flor que está a 200 metros, lanzo mi sentido hacia ella y me llega el olor; si tengo una fruta en la mano, la pongo al lado de mi nariz y ya tengo su sabor en la boca. Cuando la gente come alrededor mío percibo el sabor de los alimentos. Así pues no me falta nada, porque estoy nutrido por todos los sentidos. Tras cierto tiempo, gracias al aura se captan también las atmósferas, la belleza de los paisajes, la armonía de los árboles, la intensidad de los perfumes de las flores… Se vive con total intensidad.

Segunda semana

En esta semana empezamos a trabajar las memorias celulares. Estas son todos los trazos que han quedado a causa del estrés, las enfermedades, los problemas que se han tenido desde la estancia en el vientre de la madre; todas las impresiones que se metieron en las células. Estas memorias forman una especie de estrato geológico, y nos sumergimos más y más profundamente para eliminar esas trazas gracias al prana.

Tercera semana

En la tercera semana se trata de limpiar las memorias celulares que tenemos en común con la humanidad. Hay que pensar que las primeras tribus pasaban el 85% del tiempo buscando comida con el miedo de no encontrarla. Esto está inscrito y se reactiva permanentemente, porque hay gente que muere de hambre en el mundo actualmente. Es la memoria de la hambruna y de las sequías. Hemos visto en los grupos, últimamente, a muchas personas que, en una vida anterior, murieron de hambre en campos de concentración. Al confrontarse con esto, tienen miedo de perder peso. Se miran al espejo y se sienten como si salieran de un campo de concentración. Afrontar esto no es fácil, porque supone confrontar una memoria extremadamente dolorosa, que está también muy impresa en la memoria colectiva. Al llegar a la tercera semana, hay tres criterios importantes. El primer criterio es el peso. En las dos primeras semanas no hay que preocuparse del peso, pero en esta tercera semana debe estabilizarse. Uno debe pesarse al principio, a la mitad y al final de esta semana. Si los tres pesos son más o menos equivalentes, se ha estabilizado el peso. Si se continúa perdiendo peso, es que algo no anda bien.

Es el cuerpo el que fija el peso; pero si alguien se encuentra demasiado delgado, puede pedir a su cuerpo que engorde un poquito. Hay gente que se encontraba demasiado delgada y durante el proceso han ganado cuatro o cinco kilos. Más que el peso, lo importante es cómo se siente uno. Si se bebe más, o si se hace ejercicio, se puede perder algo de peso; esto no es significativo.

El segundo criterio es la energía. Cuando haces un ayuno pronto pierdes energía. Sin embargo, con la nutrición pránica tienes muchísima energía. Cuanto más avanzas en esta nutrición, más energía tienes. En uno de mis grupos había diez personas que todas las mañanas salían a hacer yoga y a correr. Yo a veces conduzco 18 horas sin parar, sin problemas.

El tercer criterio es el sueño. Si comiendo duermes ocho horas, por ejemplo, sólo dormirás cuatro, pero te despertarás como si hubieras dormido diez. Experimentarás un sueño muy particular y profundo y te despertarás como los gatos; es decir, en estado de vigilancia extrema. No tendrás la sensación de querer quedarte a dormir un poco más, sino que estarás listo/a para la acción. Desde hace nueve años y medio, yo tan solo duermo una hora diaria.

Si al final de la tercera semana la persona alcanza estos criterios, le digo si puede continuar. Si solo se le cumplen dos criterios, le digo que espere un mes o un mes y medio: si en este lapso se cumple el tercer criterio, bien; si no, le digo que detenga el proceso. Si no se cumple ningún criterio, la persona debe volver a empezar a comer.

DESPUÉS DE LOS 21 DÍAS

No solo tiene importancia la preparación previa, sino también la posterior. Hay personas que regresan un poco a la alimentación para integrar el proceso, y luego vuelven al prana de modo más fuerte. También hay gente que ha vuelto a la comida 3 ó 4 meses después del proceso con normalidad, sin ningún problema. Cualquiera que haya culminado con éxito el proceso de los 21 días es pránico. Que vuelva a comer o no, no es importante; esa persona puede volver a ser plenamente pránica cuando quiera. Lo importante es llevar a cabo el proceso; es la manera en que se activa un nuevo programa en el ordenador corporal. Cuando instalas un programa en tu ordenador y lo activas, no estás obligado a usarlo; pero sabes que si lo necesitas está a tu disposición.

En cuanto a la vida social, hay que distinguir entre amigos y conocidos. Los verdaderos amigos te aceptan como eres, sin querer transformarte, sin imponerte su modo de funcionamiento, sus creencias. Yo voy al restaurante con mis amigos y no como. A veces pido un plato, para que no se enfade el servicio, y lo reparto entre las demás personas. Y todas las fiestas familiares, en las que participo, están aún en torno a la comida. Ahora bien, si tienes miedo de afirmar lo que eres, de posicionarte frente a los demás, no vas a osar continuar con la nutrición pránica. Esta va a ser una cuestión a sanar. Todas las personas que regresan a la comida tras el proceso de los 21 días lo hacen a causa de los otros. Pero en tal caso abdican de su poder personal; dan más poder a los otros que a sí mismos. Ocurre lo mismo si escuchan el punto de vista de los médicos, de los dietistas, de los medios de comunicación, etc. ¿Qué es lo que tú quieres afirmar? Eso que quieres afirmar es lo justo para ti. ¿Cómo serán los cuerpos humanos en el futuro?

No lo sé. Las mutaciones genéticas se producen a lo largo de cientos de miles de años. En cualquier caso, el cuerpo humano ya ha experimentado modificaciones conocidas. Por ejemplo, el apéndice humano era un órgano que ya no existe. Y las muelas del juicio son prehistóricas: vienen de cuando comíamos carne cruda y ya no nos sirven para nada; por eso provocan problemas. Y teníamos cola, que ahora podemos identificar como un pequeño hueso al borde de la columna vertebral… La función crea el órgano, se ha dicho. Si capto prana, quizá mis órganos dejen de tener la utilidad actual y pasen a tener alguna otra.

Todo es cada vez más rápido. Si aceptas que la nutrición pránica es posible, ya habrás dado un gran paso. Hago conferencias y talleres y estoy en contacto con la gente para que sientan que esto es verdad, para que vibren de un modo distinto… No es el tiempo de los libros ahora, sino de la realidad, de la puesta en práctica de lo que se nos ha dado.

Hay muchos niños que son pránicos. Y hay personas que pasan a serlo espontáneamente. Lo que hay que comprender es que, a nivel sutil, todos somos uno. Es lo que se llama el campo unificado cuántico. Si yo toco un punto de este campo cuántico, todo el resto reacciona. Así, si actualmente somos 30.000 ó 40.000 quienes nos nutrimos con el prana, el resto de personas también tienen el programa; solo hace falta que lo activen. Tras las conferencias que imparto, a menudo hay personas que durante dos o tres días no comen. Como la gripe, esta es una epidemia que se propaga. ¡Una epidemia pránica! (Por Henri Momfort)




 
 
 

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